Usando tu cerebro en ajedrez
No necesitas grandes músculos ni pies rápidos para jugar bien al ajedrez. Lo que importa es la sustancia gris entre las orejas. Saber cómo usar tu cerebro es lo que te convierte en un ganador en este juego.
¿Sabías que hay 100 mil millones de neuronas en un cerebro humano? ¿O que las ondas cerebrales viajan a 100 metros por segundo? ¡Eso es mucho poder de pensamiento!
Imaginación
El ajedrez es principalmente una habilidad visual. Durante una partida, el cerebro recibe toda su información de los ojos y la mayoría de los pensamientos de un jugador son visuales en lugar de verbales. A veces pensamos en palabras, pero generalmente pensamos en imágenes. Vemos las piezas, percibimos sus relaciones, imaginamos sus movimientos. Estas cosas se pueden describir con palabras, pero la actividad cerebral básica es visual.
Esto explica por qué jugamos al ajedrez sentados y mirando el tablero. Nuestros ojos se enfocan en las piezas y casillas, creando una imagen de fondo para la mente. Luego usamos nuestra imaginación para mover algunas de las piezas "en nuestra cabeza", mientras vemos las piezas que no se movieron tal como están, en el tablero. De esta manera, somos capaces de mirar varios movimientos por delante. ¿Alguna vez intentaste jugar con los ojos vendados?
Trabajo mental
El trabajo principal del cerebro en una partida de ajedrez es elegir un movimiento cuando es nuestro turno. Suena muy simple, pero tomar esta decisión es un proceso complejo.
El trabajo de un cerebro se puede dividir en seis partes: analizar la situación actual, hacer un plan, elegir posibles movimientos, calcular líneas de juego, evaluar posiciones futuras y, por último, pero no menos importante, decidir el movimiento.
Estos componentes del pensamiento ajedrecístico no son un procedimiento paso a paso. Hablaremos de ellos por separado, pero en realidad siempre se mezclan.
Análisis
Analizar significa estudiar una cosa completa observando sus partes individuales. Analizamos una posición de ajedrez examinando sus elementos estratégicos y tácticos.
Los elementos estratégicos incluyen material, seguridad del rey y la movilidad de las piezas. Siempre es importante tener en cuenta el material. Asegúrate de notar cualquier desequilibrio, como un alfil por un caballo. No pienses en términos de puntos. En lugar de estar "un punto por delante", diga "peón de más" o "torre por alfil y peón".
La seguridad de los reyes te dirá si hay una oportunidad de atacar o la necesidad de defender. Determine la actividad de cada pieza observando su movilidad y deberes defensivos. Otros factores posicionales para considerar son el control central y la estructura de peones (peones débiles, pasados, mayorías, etc.).
Los elementos tácticos son cosas como clavadas y ataques dobles, o la disposición de las piezas que podrían permitir una combinación. También debe buscar piezas indefensas, posibles capturas o jaques y, especialmente, cualquier amenaza de ganar material o forzar el jaque mate.
Al analizar los detalles en una posición de ajedrez, obtenemos una visión más clara de todo el tablero. A lo largo de una partida, es esencial hacer un seguimiento de los elementos básicos. Muchas cosas permanecen igual durante mucho tiempo. Pero algunos cambian cada turno. Nuestra tarea es reconocer cómo cada movimiento altera la posición y combinar esos cambios con nuestra comprensión de la situación actual.
Planificación
Un jugador siempre debe tener un plan. Necesitamos saber cuáles son nuestros objetivos en cada turno. Hay ciertas cosas que queremos lograr y otras cosas que queremos prevenir. El plan debe basarse en nuestro análisis de la posición. Ahí es donde descubrimos pistas para la estrategia correcta.
Una vez que tenemos un plan, actúa como una guía. Como un principio general, nos ayuda a encontrar los mejores movimientos y dirigir un curso a través del mar de posibilidades.
Los planes pueden tomar muchas formas. Algunos son generales, otros son específicos. Algunos son a largo plazo, otros duran solo unos pocos movimientos. Algunos son posicionales, otros tácticos. La situación en el tablero determina qué tipo de plan es apropiado.
Se detallan planes específicos, como "maniobrar un caballo a f5", "doblar torres en la columna e", o "intentar cambiar los alfiles de casillas oscuras".
Ejemplos de un plan general son "atacar en el flanco de rey", "mantener el centro cerrado" o "cambiar hasta llegar a un final". El plan general debe abordar las siguientes preguntas: ¿Quieres complicar o simplificar el juego? ¿Te arriesgarás o jugarás a lo seguro? ¿Estás evitando intercambios o buscándolos? ¿Quiere abrir la posición o mantenerla cerrada? ¿O tal vez abrir un lado y cerrar el otro? Las respuestas generalmente dependen del equilibrio de la posición.
Los planes normalmente tendrán varias partes, tanto generales como específicas. También incluyen alternativas flexibles, dependiendo de cómo juegue el oponente.
Nuestro plan debe cambiar con la posición. Después de cualquier cambio significativo, como una combinación o intercambios múltiples, tómese un tiempo adicional para elaborar un nuevo plan.
No pienses sólo en tus propias ideas. Hay dos lados en el pensamiento del ajedrez: mitad blanco, mitad negro; mitad defender, mitad atacar. Métete en la cabeza del oponente. Busque el propósito en sus movimientos y descubra sus intenciones.
Es inteligente poner su plan en palabras. ¡Entonces sabes que realmente tienes uno!
Movimientos candidatos
Un cerebro no juega al ajedrez de la misma manera que lo hace una computadora. Los programas utilizan el método de "fuerza bruta" para calcular todas las variantes posibles. Los humanos tienen que ser selectivos en cuanto a los movimientos que miran. (En caso de que no lo sepa, el término 'variante' significa una serie de movimientos o una línea de juego).
Antes de comenzar a calcular, primero debemos seleccionar nuestros movimientos candidatos. A veces hay una elección obvia, pero en la mayoría de los turnos habrá dos o tres opciones de movimiento razonables. Después de analizar cada una de las opciones, comparamos nuestros hallazgos y, solo entonces, decidimos qué jugada realizar.
Considere siempre jaques, capturas y movimientos que amenazan algo. Son jugadas forzadas que limitan la respuesta del oponente y nos permiten calcular más adelante. Sin embargo, los movimientos forzados no son necesariamente mejores que los no forzados.
Adquiera el hábito de mirar sacrificios locos. Son las cosas que ganan partidas. ¡Tenemos que mirar todas esas posibilidades para encontrar una entre mil que realmente funcione! Pero no esperes una combinación en cada turno. Por lo general, no hay una. A medida que mejoren sus tácticas, podrá reconocer mejor las situaciones en las que una combinación podría estar escondida. Busque con más ahínco en esas posiciones.
Cuando calculamos, también tenemos que elegir movimientos para el otro jugador. El único enfoque correcto es: Siempre suponga que el oponente hará el mejor movimiento. No confíe en las trampas ni cuente con que pasen por alto alguna idea furtiva. Eso no es buen ajedrez. La única excepción a esta regla es cuando tienes una mala posición y una trampa es la mejor apuesta.
Cálculo de variantes
No puedes simplemente jugar un movimiento a la vez. Cada turno es un eslabón en una larga cadena de eventos que conforman una partida. Decidir un movimiento significa elegir una línea de juego. Un jugador de ajedrez es como un adivino que mira hacia el futuro. Al calcular las variantes, vemos los posibles caminos que tenemos por delante y seguimos el que es más prometedor.
El proceso de pensamiento básico cuando calculamos las variantes es "si yo voy aquí, ellos van allá, entonces yo hago eso" y así sucesivamente. Pero no tenemos que decir las palabras, solo vemos los movimientos. A veces nuestra mente trabaja tan rápido que podemos ver varios movimientos en un instante. Tenga cuidado de no pasar por alto ninguna alternativa para el oponente.
Las posibles líneas de juego que surgen de una posición de ajedrez son como un árbol con muchas ramas. En cada paso de nuestros cálculos, puede haber dos, tres o más movimientos a considerar. Cada uno se convierte en una nueva rama en el árbol. El árbol no tarda en crecer enorme. ¡E inmanejable!
Entonces, ¿con qué anticipación debemos tratar de calcular? Depende de la posición. Cuando ambos jugadores tienen muchas opciones, es difícil ver más de dos o tres movimientos por delante. Pero cuando podemos jugar a forzar líneas (jaques, capturas, amenazas), lo normal es calcular hasta diez jugadas. En algunos finales de peones, donde las ramas del árbol son estrechas (pocas opciones), ¡no es raro ver veinte movimientos por delante!
Calcular variantes es el trabajo más duro que hace nuestro cerebro. Para hacer un buen trabajo, debemos ser precisos, eficientes y minuciosos.
Evaluaciones
Las evaluaciones son importantes de dos maneras. En primer lugar, cuando analizamos la posición en el tablero, debemos juzgar el valor de los distintos elementos y sacar una conclusión general sobre quién está mejor. Saber cómo estamos en la partida es un factor importante para determinar el plan correcto. En segundo lugar, cuando calculamos variantes, necesitamos evaluar las posiciones finales de cada línea, para que podamos decidir qué movimiento candidato es el mejor.
Evaluamos una posición observando el material, la seguridad del rey y movilidad de las piezas. Nuestra conclusión general también debe tener en cuenta los planes y tácticas disponibles para ambos lados.
Algunas posiciones son más fáciles de evaluar que otras. Un final básico con una gran ventaja material es simple. Un medio juego complejo donde hay muchos desequilibrios requiere más habilidad. Sopesar el valor de diferentes factores posicionales puede ser difícil. A menudo, lo único que podemos decir es que la situación no está clara.
Decidir un movimiento
Un jugador de ajedrez no puede pensar eternamente. Tarde o temprano llega la hora de la verdad. Tenemos que hacer un movimiento.
A veces todo está claro y podemos resolver todas las líneas exactamente antes de decidir un movimiento. En situaciones más complicadas, debemos ser prácticos con nuestro tiempo para pensar. Así que dejamos de calcular en un punto determinado y tomamos una decisión basada en lo que sabemos hasta ahora.
De vez en cuando, hay posiciones en las que el cálculo no da un resultado definitivo. Entonces tenemos que confiar en nuestra intuición para elegir un movimiento. La intuición es la comprensión del ajedrez que se desarrolla a partir de nuestra experiencia y conocimiento del juego. Es como un instinto o un sentimiento que nos lleva en la dirección correcta. Nunca apresures un movimiento. Tómese el tiempo suficiente en cada turno para tomar una decisión inteligente.
Incluso cuando la elección sea obvia, dale a tu cerebro al menos unos segundos para pensar. El primer movimiento que ves no es necesariamente el mejor. Explore sus opciones.
Evitar errores es la clave del éxito. Después de decidir un movimiento, echa un último vistazo antes de jugarlo en el tablero para asegurarte de que no te estás perdiendo nada. Si va a hacer un movimiento complicado y tiene tiempo, vuelva a verificar sus cálculos.
Tic tac
Si está jugando con un reloj de ajedrez, necesita administrar su tiempo. El objetivo es utilizar la mayor parte del tiempo que se le da sin quedarse demasiado corto al final. Por ejemplo, con un límite de tiempo de una hora, intenta terminar en 50 minutos. Eso te deja diez minutos extra en caso de que llegues a un final largo.
Cuando tienes una hora para la partida, pero solo usas quince minutos, probablemente no estés jugando tan bien como podrías.
La mitad de cada partida de ajedrez se gasta esperando que el oponente se mueva. No pierdas este tiempo. Estirar las piernas o dar un paseo está bien a veces, pero en general, debe permanecer en su asiento y pensar, incluso cuando no es su turno. Aproveche esta oportunidad para examinar los elementos básicos, buscar nuevas ideas y refinar su plan. Por lo general, es mejor esperar su propio turno antes de calcular las variantes. Entonces sabes la posición exacta.
Cuando tu oponente haga un movimiento, busca la idea detrás de él. Averigüe cómo cambia la posición y vea si hay alguna amenaza. Luego elige tus movimientos candidatos. Si te sorprendió el movimiento del oponente, ten cuidado. Podría haber cosas importantes que estás pasando por alto.
Estado cerebral
La condición cerebral ideal para un jugador de ajedrez es una concentración tranquila y confiada. Estar nervioso, preocupado o distraído afectará tu nivel de juego. Mantener la calma. No se desanime si comete un error. No te emociones cuando estás ganando. Sé valiente. No hay razón para tener miedo de perder. Es solo un juego. Mantente enfocado. Ponga toda su energía y fuerza de voluntad en jugar lo mejor posible.
Cuidado del cerebro
Mantén tu cerebro fresco en los torneos alejándote del ajedrez entre rondas. Sal un rato y relájate. Solo puedes jugar algunos buenos movimientos en un día. Así que asegúrese de hacerlos donde cuenten.