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Procesos Neuropsicologicos En El Ajedrez

Procesos Neuropsicologicos En El Ajedrez

ChessUlloa
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No han sido pocos los casos de ajedrecista que se rompen al perder una partida a nivel profesional 

Cuando se habla de la gran mayoría de los deportes en el mundo, solemos pensar en la actividad física y las funciones musculares involucradas. Pues bien, existen muchos deportes en los que no es necesario hacer uso de la fuerza física sino de la fuerza cerebral. Esa fuerza que planea, organiza y controla mediante cada una de nuestras decisiones. Es así, como los beneficios del ajedrez lo convierten en un deporte cerebral en el que se ejercita, entrena y disciplina al cerebro. Conozcamos más sobre los procesos neuropsicológicos del ajedrez.

 

Breve historia del ajedrez

El ajedrez tiene su origen en la India, aproximadamente en el siglo VI (D. C.), y era conocido como Chaturanga o juego del ejército. Sin embargo, no fue sino hasta su llegada al reino árabe cuando se estudiaron y analizaron los mecanismos del juego a profundidad.

De esta forma, los estudiosos árabes desarrollaron y afinaron las reglas del juego basándose en nociones matemáticas, algebraicas y estadísticas. En un principio, estas harían más exacto el desarrollo de estrategias por parte de los jugadores en el momento de tener un encuentro (Sullivan, 2018).

 

Por otra parte, durante la conquista del Imperio español sobre el Islam (cerca del año 700 y 900), el juego fue llevado a países como España e Italia, donde fue practicado con las reglas que habían desarrollado los árabes.

 

No obstante, no fue hasta el siglo XV y XVI donde se implementarían las reglas que conocemos actualmente. Eventualmente, en los siglos XVII y XIX, era uno de los juegos preferidos de la aristocracia, reyes y políticos de la época.

A partir del año 1862, en Londres, se llevó a cabo el primer juego de ajedrez de manera oficial. A partir de allí, se implementarían reglas como el uso del reloj, lo que permitiría un máximo de 2 horas de duración por partida. Posterior a este torneo, se fueron ajustando reglas en las cuales se podían desenvolver de manera rápida y ágil cada uno de los participantes. Estas reglas se han ido modificando con el tiempo al punto de llegar al juego que conocemos. 

Procesos neuropsicológicos del ajedrez: Los efectos cerebrales

En primer lugar, es importante mencionar que la práctica del ajedrez ayuda en diversos procesos mentales. Por consiguiente, no resulta difícil suponer que aporta grandes beneficios. 

Una investigación realizada por la Universidad de Extremadura, España (2019), planteó cómo el jugar ajedrez no solo involucra procesos mentales sino que también implica aspectos fisiológicos.

 

Mediante el estudio de jugadores de ajedrez, a través de un análisis electroencefalográfico (EEG), se observó que existía una ligera alteración en ondas cerebrales Theta, importantes para la atención dirigida y receptividad de información compleja. Adicionalmente, se encontró una mayor actividad en regiones temporales y parietales.

 

Esto, principalmente, por la liberación de sustancias como el cortisol, noradrenalina y dopamina, asociadas al aprendizaje, concentración y memoria (Fuentes-García et al., 2019).  

Dentro de las múltiples funciones cerebrales que se usan al jugar al ajedrez, podemos señalar que no solo se logran desarrollar habilidades de análisis y estrategia sino que, a edades tempranas, los niños logran desarrollarse de manera más social y empática.

 

Esto, como resultado de la práctica del ajedrez que permite procesar la emoción de alegría al ganar y, del mismo modo, al perder.

 

Y es que, el estar en la posición de logro o pérdida es un proceso que ayudará a fortalecer las redes neuronales de la amígdala, áreas frontales y giro cingulado.

 

Todas ellas se encargan de controlar la personalidad, emociones y comportamiento, contribuyendo a la maduración cerebral del niño (Powell et al., 2017).

 

El ajedrez en jóvenes

En los jóvenes, el juego ayuda principalmente al desarrollo de aptitudes cognitivas. Como resultado, da paso a la mejora de la memoria y permite la resolución de problemas, tanto cotidianos como académicos. Es decir, a través del ensayo y error, los jóvenes pueden implementar estrategias de resolución de conflictos mediante métodos creativos.

 

Al realizar estos ejercicios se estimulan áreas específicas como el hipocampo (que se encarga de la memoria), la corteza entorrinal (que consolida y asocia la información visual) y se fortalecerá la comunicación entre el hemisferio izquierdo y el derecho (ayudando a buscar soluciones originales y poco comunes).

 

Como resultado, podrá ser más estratégico y metódico. Si se practica de forma continua, el juego elevará considerablemente la atención. Y, además, aporta un mejor desempeño en clase, mejor organización y hábitos de responsabilidad frente a la realización de tareas dentro y fuera del centro educativo.

 

Procesos neuropsicológicos del ajedrez en adultos

Eventualmente, con el paso del tiempo existe una poda neural programada que se produce en momentos específicos de la vida. Por lo tanto, es necesario ejercitar el cerebro de manera constante para generar procesos de plasticidad cerebral.

 

A partir de los 30 años, el cerebro comienza a deteriorarse. En algunos casos, pueden desarrollarse enfermedades como el alzhéimer, párkinson u otros tipos de demencia, debido al estrés, hábitos poco saludables y rutinas de trabajo, entre otros factores. Así pues, la práctica del ajedrez en la vida adulta ayuda a estimular áreas específicas que integran la emoción y la memoria, disminuyendo considerablemente la falta de concentración y estrés. Esto se produce gracias a la participación activa de áreas cerebrales como el hipocampo, tálamo y septum (Jänggi et al., 2014).

 

Beneficios del ajedrez en el siglo XXI 

Como hemos visto a lo largo de la nota, los procesos neuropsicológicos del ajedrez lo convierten en un deporte muy atractivo al evidenciarse los múltiples beneficios que conlleva:

1. Mejora las habilidades matemáticas: En el campo de la neuropsicología se ha demostrado que las personas que practican este juego suelen tener mayores recursos cognitivos como un buen desarrollo de la memoria de trabajo, involucrando procesamiento y funciones ejecutivas. Estas ayudan a comprender y tener un mejor razonamiento (Baddeley y Hitch, 2005).

 

2. Retención de información: Se debe al uso de la memoria y los circuitos que involucran a las cortezas visuales, motoras e hipocampales. Principalmente, por el cambio neuronal que activa un conjunto de vías cerebrales que mejoran la comunicación entre las diferentes cortezas y hemisferios. En otras palabras, el cerebro se vuelve especialista en la recepción prolongada de información (Neumann et al., 2016). 

 

3. Controla y domina impulsos: Cuando se comienza a practicar ajedrez la persona se ve obligada a planear jugadas de manera estratégica. Esto generará una mayor consciencia de cada acción.

 

4. Desarrollo de mindfulness: La reducción del estrés por atención plena se produce al focalizar la atención en las piezas, tablero y el entorno. Como resultado, se va aprendiendo y adiestrando a la mente a centrar su atención en el aquí y el ahora. Como resultado, la práctica de dicho juego en personas con depresión y ansiedad ayudará a aumentar la sensación de bienestar y placer (Ludwing et al., 2008).

 

Conclusión

Hablar de un juego que ha perdurado por tantos años nos facilita comprender la importancia de este deporte cerebral. Hemos analizado los beneficios de ello a lo largo de la vida gracias a los múltiples procesos neuropsicológicos del ajedrez.

 

Un deporte con el que se pueden explotar al máximo nuestras habilidades mentales y creativas mientras desarrolla la adquisición de habilidades y capacidades para la vida diaria. Sin dejar de lado que nos permite volver más activo al sistema nervioso, dando paso a una menor probabilidad de presentar deterioro cerebral en el futuro.