¡No seas vago en el ajedrez!
En la introducción de su famoso libro "Grandmaster Preparation," el GM Lev Polugaevsky cuenta una historia que sucedió el 17 de diciembre de 1969, un día en el que él y el excampeón mundial y GM Mikhail Botvinnik paseaban por las calles de Belgrado.
Mikhail Botvinnik me preguntó de repente:
"¿Estás escribiendo algún libro de ajedrez?"
Le miré sorprendido y le respondí murmurando que todavía era joven, que jugaba y preparaba mucho y que empezaría a escribir en algún momento en el futuro. Pero mientras terminaba de dar esta larga explicación sentí súbitamente que mis palabras no sonaban convincentes. Aún así, la réplica de Botvinnik me dejó perplejo:
"¿Por qué no lo admites? - ¡Eres un vago! ¡Deberías sentir vergüenza de ti mismo! Es el deber de todo Gran Maestro escribir libros," afirmó Mikhail Moiseevich, poniendo fin a la conversación de forma abrupta.
Pero déjame asegurarte, querido lector, que resultaría difícil encontrar una persona más trabajadora que el Polugaevsky de la última etapa de su carrera, así que llamarle "vago" me suena chistoso. Esta breve conversación demuestra que la gente tiende a racionalizar sus decisiones incluso si están equivocados.
Un buen ejemplo de esto puede encontrarse en el excelente libro "El camino hacia el progreso en ajedrez" del GM Alex Yermolinsky.
Como puede apreciarse, las blancas dejaron escapar una victoria forzada con 27. Axf5!, lo cual fue el punto de inflexión de la partida. Poco a poco, el autor del libro fue arruinando su posición ganadora y un último fallo por su parte puso fin a la lucha.
La conclusión de Yermolinsky fue la siguiente:
"El error de calcular (¡y de entrar en ella!) una línea de apariencia arriesgada con una posición superior puede atribuirse al miedo de cometer un fallo grave. El problema es que la jugada más segura puede llevar a mayores complicaciones en el futuro, haciendo que el riesgo sea aún mayor. Los problemas aumentan y tu percepción incluso los multiplica; parece que todas las 'fuerzas oscuras' del ajedrez se alían contra ti para castigar al cobarde."
El error de calcular (¡y de entrar en ella!) una línea de apariencia arriesgada con una posición superior puede atribuirse al miedo de cometer un fallo grave. El problema es que la jugada más segura puede llevar a mayores complicaciones en el futuro, haciendo que el riesgo sea aún mayor.
— GM Alex Yermolinsky
Creo que Yermolinsky es demasiado duro consigo mismo al calificarse de cobarde. Le conozco desde hace casi 40 años y es de todo menos eso. Creció en un barrio en el que las peleas callejeras eran bastante habituales, así que no es precisamente una persona que se asuste fácilmente.
En mi opinión, lo que realmente le pasó factura en esa partida fue la actitud de '¿para qué molestarse?". En realidad, él sabía que su posición era totalmente ganadora, así que en lugar de calcular un entramado de largas variantes, prefirió optar por algo en apariencia mucho más simple. Así que, en definitiva, fue más complaciente consigo mismo que cobarde. Algunos podrían definirla como incapacidad de abandonar la zona de comfort y apuesto a que Botvinnik la llamaría pereza.
Estoy seguro de que todos los ajedrecistas han pasado por episodio similares. Compartí el mío en un artículo anterior. En la siguiente partida tuve la oportunidad de derrotar al GM Viktor "El Terrible" Korchnoi:
Como puede observarse, en lugar de la correcta 14.Cxe5, que básicamente ganaba la partida o incluso 15. Cxe5, que conducía a una posición más o menos igualada según Korchnoi y el GM Garry Kasparov, me decidí por la perdedora 15.Cxd4??
Kasparov sugiere en su libro que yo sencillamente omití la jugada 15.f4! tras 14. Cxe5 Dd6. Es obvio que para un grande de la talla de Kasparov yo era simplemente un turista aficionado al ajedrez, pero lo cierto es que por ese entonces me encontraba entre los 50 mejores del mundo y, por lo tanto, el primer movimiento que consideré fue 15. f4.
En nuestro análisis post-mortem al término de la partida, Korchnoi me preguntó por qué no entré en esa variante. Le respondí que las negras ganan después de 15... Dc5, con la desagradable amenaza de retirar el caballo dando mate y atacando simultáneamente mi caballo de c3. Pero entonces, Korchnoi me mostró una refutación muy simple: 16. e3! y las negras están en apuros.
Chico, ¡cómo me odié a mi mismo en ese momento! Aparentemente, la amenaza de mate me pareció tan fuerte, ¡que dejé de analizar la posición justo una jugada antes de conseguir la victoria! Por supuesto, me sentí víctima de esa actitud "perezosa": estoy ganado, ¿para qué complicarme con líneas en las que mi oponente puede incluso amenazar mate en una?
No quiero que te quedes con la impresión de que solo los Grandes Maestros son "vagos". La siguiente es una partida disputada por uno de mis alumnos la semana pasada:
Cierto, ambos jugadores cometieron muchos errores en esta partida, pero lo más instructivo ocurrió después de 30 jugadas. ¿Cómo de difícil era calcular que después de capturar la torre con 31. Dxe8 el movimiento en apariencia peligroso de las negras 31...Cf4 no lleva a ninguna parte tras la simple 32. Cg3? En ese momento, el jugador A contaba con unos 40 minutos en el reloj, pero empleó apenas dos para decantarse por 31.Df5?
Su proceso de pensamiento fue obvio: "Ya tengo calidad de ventaja y posición ganadora, ¿para qué molestarme en calcular las complicaciones que surgen después de 31. Dxe8, donde mi oponente puede incluso amenazar mate en una?" Suena parecido a lo que ocurrió en mi partida con Korchnoi, ¿no? Por desgracia para las blancas, el desenlace fue exactamente el mismo. Tal y como Yermolinsky acertadamente observó "todas las 'fuerzas oscuras' del ajedrez se alían contra ti" y como resultado las blancas cometieron un grave error que les costó la partida.
¡Resulta divertido que primero fueron las negras las que tuvieron problemas con su dama, que estuvo a punto de ser atrapada y apenas tres jugadas después era la dama blanca la que estaba en apuros!
Espero que ya te hayas dado cuenta de que esta actitud perezosa de "¿para qué molestarse?" no funciona en el ajedrez. Si ves una jugada muy prometedora, no la rechaces por haber encontrado otra más simple, ya que el concepto de "jugar seguro" es completamente superficial.