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7 magos de los finales en ajedrez

7 magos de los finales en ajedrez

ColinStapczynski
| 122 | Finales

Finales. Esta palabra por sí sola puede despertar sentimientos de felicidad, terror o incluso desesperación en muchos jugadores de ajedrez. Mientras que algunos de ellos adoran los finales, otros los desprecian.

Existe algo de verdad en el antiguo dicho soviético que afirma que los principiantes "juegan la apertura como Grandes Maestros, el medio juego como expertos y el final como novatos." En general, la mayoría de jugadores emplean casi todo su tiempo estudiando la apertura y el medio juego—dejando de lado el igualmente importante final. ¿Pero cómo puede un ajedrecista mejorar su técnica en el final? ¡Estudiando a los clásicos, por supuesto!

En este artículo vamos a repasar la producción ajedrecística de algunos virtuosos del final. Un aspecto común a todos ellos es que fueron capaces de superar a los mejores jugadores del mundo en finales igualados—una tarea realmente compleja.

Estos jugadores lograron derrotar a la oposición más fuerte del mundo en finales igualados gracias a su habilidad para convertir la más pequeña de las ventajas en ganadora. Además, poseían el don de encontrar las casillas perfectas para sus piezas en el momento preciso y eran capaces de castigar incluso la más leve imprecisión por parte de sus oponentes. En resumen, podían crear algo de la nada—dicho de otra forma, podían hacer magia.

Sin más preámbulos, estos son los siete magos de los finales que hemos considerado:


José Raúl Capablanca

Resulta imposible confeccionar una lista de los mejores finalistas de la historia sin incluir en ella a José Raúl Capablanca. El tercer Campeón del Mundo es de sobra conocido por su extraordinaria técnica de finales y también por permanecer imbatido durante un periodo de ocho años, entre 1916 y 1924, donde no perdió ni una sola partida.

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Capablanca en 1930. Foto: Wikimedia.

La simpleza y claridad con la que Capablanca afrontaba el final de partida lo situaron muy por encima de sus contemporáneos en esa fase del juego. Entre sus brillantes victorias encontramos algunos de los finales más instructivos de todos los tiempos—lo que le convierte en un jugador de lectura obligatoria para todos aquellos que deseen mejorar la técnica en el final.

El primer diagrama corresponde al duelo entre la leyenda americana Frank Marshall y Capablanca, en un match disputado en 1909 y que tenía como objetivo ayudar a Marshall en su preparación para el inminente Campeonato del Mundo contra Emanuel Lasker—sin embargo, el jugador cubano se adjudicó el encuentro de forma convincente.

Tras la última jugada de Capablanca 17... Dc7, las posibilidades están equilibradas. Ambos bandos cuentan con una posición sólida, y mientras que las blancas disponen de una mayoría de peones en el flanco de rey, las negras tienen mayoría en el de dama—así que lograr ventaja ganadora a partir de aquí parece realmente difícil, ¿cierto?

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La posición es igualada. ¿Cómo consiguió Capablanca crear posibilidades de victoria con negras?

Evidentemente, esta partida no habría pasado a la historia en caso de haber acabado en unas anodinas tablas. Capablanca elabora un plan simple y claro a partir de la presente posición—movilizar su mayoría del flanco de dama para crear problemas a las blancas. Después de producirse algunos cambios, queda claro que las negras han tomado la delantera—Capablanca lleva el peso de la partida mientras que Marshall se limita a reaccionar a las jugadas de su oponente.

Tras 26... Td1+, Capablanca ha logrado ya una ventaja considerable: su mayoría de peones del flanco de dama se ha puesto en marcha y resulta prácticamente imposible de parar sin evitar pérdidas de material, mientras que su torre controla tanto la columna d como la primea fila, limitando la movilidad de las blancas.

Capablanca convirtió esta en una partida modelo a través de un juego muy simple. En resumidas cuentas, ejecutó su plan (avanzar su mayoría de peones del flanco de dama) mientras que su oponente parecía carecer de uno. Logró la victoria a partir de una posición equilibrada contra un aspirante al título mundial convirtiendo un mínimo desequilibrio (la mayoría de peones del flanco de dama) en una ventaja ganadora. Dicho de otra manera, consiguió mucho de prácticamente nada—¡mágico!

Akiba Rubinstein

El GM Akiba Rubinstein está ampliamente reconocido como uno de los jugadores más fuertes de todos los tiempos que nunca llegó a convertirse en Campeón del Mundo. A pesar de que Lasker accedió a jugar un match por el título mundial contra él, la Primera Guerra Mundial impidió su celebración. Además, Capablanca le ofreció también disputar un encuentro por la corona, pero en esta ocasión no consiguieron reunirse los fondos necesarios.

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Akiba Rubinstein. Foto: Wilhelm Willinger/Wikimedia.

Rubinstein pasó a la historia por su racha de triunfos en el año 1912, donde ganó cinco torneos de primer nivel de forma consecutiva. Al igual que Capablanca, está considerado como uno de los mejores finalistas de todos los tiempos—en concreto, su especialidad eran los finales de torre.

En la siguiente partida, perteneciente al Torneo de Carlsbad de 1911, podemos observar cómo Rubinstein tortura al futuro Campeón del Mundo y GM Alexander Alekhine. Después de la jugada 36.f3 de Rubinstein, se alcanzó la posición que presentamos a continuación:

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Rubinstein jugaba con blancas en esta posición contra Alekhine en 1911.

En este momento, las posibilidades serían más o menos parejas en caso de que las negras encontrasen la jugada 36...a5: las blancas cuentan con una torre más activa y con dos islas de peones, si bien tienen peones doblados en la columna f. Por su parte, las negras disponen de un rey más cercano a la acción en el flanco de dama pero también de tres islas de peones. Básicamente, las negras deben jugar aquí 36... a5, aprovechando que las blancas no pueden capturar al paso ya que la torre de c6 quedaría indefensa. Por desgracia para Alekhine, omitió esta idea y fue superado poco a poco:

El ejemplo anterior pone de manifiesto la paciencia de Rubinstein en este tipo de finales de torres, la cual le servía para superar poco a poco a sus rivales. Además, nos enseña que una posición igualada no tiene por qué ser tablas—incluso en las posiciones de apariencia más anodina existen numerosos recursos.

Ulf Andersson

El GM Ulf Andersson es un Gran Maestro de origen sueco que llegó a ser el número cuatro del mundo. Siempre se le ha considerado un jugador de corte posicional y un verdadero especialista en finales, capaz de ganar posiciones imposibles. Su repertorio de aperturas incluye muchas líneas en las que las damas se cambian en las primeras jugadas. 

¿Pero por qué iba a querer un jugador cambiar las damas al principio de la partida? Sin duda, su gran habilidad para manejarse en posiciones con poco material le lleva a 'secar' el juego tan pronto como le sea posible—y es que no es casualidad que esté valorado como un auténtico mago de los finales y uno de los jugadores más talentosos que ha existido jamás en la historia de las 64 casillas. 

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Ulf Andersson en 1971. Foto: Bert Verhoeff, Archivos Nacionales de los Países Bajos, CC.

Tal y como bromeó el MF Dennis Monokroussos en una ocasión: "Para la mayoría de nosotros, si en nuestra partida se producen numerosos cambios, el resultado más probable es el de tablas. Para Andersson, los cambios de piezas no son el preludio de unas tablas rápidas, sino más bien una señal para su oponente de que ha llegado la hora de sufrir."

El siguiente duelo enfrenta a Andersson con las piezas blancas contra un aspirante a campeón mundial, el GM Peter Leko. Tan pronto como en la jugada ocho se produce un cambio de damas, de manera que hacia la jugada nueve la posición es de igualdad absoluta:

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En la jugada nueve se alcanzó el final (o un medio juego sin damas).

Evidentemente, sería arriesgado sugerir que la posición es imposible de ganar, ya que aún hay mucho juego por delante. No obstante, pensar que un Gran Maestro de primerísimo nivel podría perder con cualquiera de los dos bandos sería poco realista. Dicho esto, se trata del tipo de posición ideal en la que Ulf puede desplegar toda su magia.

Después de que ambos jugadores completaran su desarrollo y se produjeran algunos cambios más, se alcanzó un final de dos torres contra dos torres en el que Ulf contaba con una ligerísima ventaja. Leko se defendió con precisión, y eventualmente se llegó a una posición de 'tablas muertas'. Tras 48.Re2, la posición parece realmente imposible de ganar:

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Esta partida debe acabar en tablas, ¿verdad?

No es difícil adivinar el resultado de la partida, ya que si hubiese acabado en tablas obviamente no la estaríamos comentando—pero veamos una muestra de la magia de Ulf:

Andersson necesitó nada menos que 91 jugadas para ganar la partida, pero al final lo consiguió, al igual que haría en muchas otras ocasiones. No es muy común encontrar jugadores que estén dispuestos a obtener el triunfo en más de 80 movimientos, pero Andersson es uno de ellos. Si quieres profundizar en la figura de Ulf Andersson, te recomendamos el genial libro del MI Cyrus Lakdawala llamado How Ulf Beats Black.

Magnus Carlsen

Por razones obvias, el Campeón del Mundo y GM Magnus Carlsen no necesita presentación. Actualmente, ya es sin duda uno de los mejores ajedrecistas de la historia, y es por todos conocida su gran habilidad en todas las fases del juego. No obstante, es en la comprensión de los finales donde sobresale sobre el resto desde hace mucho tiempo.

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Magnus Carlsen. Foto: Maria Emelianova/Chess.com.

El siguiente es uno de los innumerables ejemplos en los que Carlsen derrota a un súper Gran Maestro en un final de 'tablas muertas'. ¿Pero cómo lo hace? Bueno, ¡es un mago! En la presente posición, Magnus conduce las piezas blancas contra el GM Levon Aronian y acaba de jugar 28.Txf3:

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¿Cómo puede ganar Carlsen este final de torres?

El único ligero desequilibrio que existe en la posición es que las blancas cuentan con dos islas de peones, mientras que las negras tienen tres. Además, el peón retrasado de c7 puede convertirse en una debilidad potencial en la columna c. Tras una serie de jugadas y el cambio del peón de c7 negro por el de d5 blanco, surge una nueva posición totalmente equilibrada después de 35. Tbd4: 

Carlsen fue capaz de castigar un error casi imperceptible de su oponente de forma prácticamente sobrehumana—y es que el vigente campeón tiene la habilidad de mantener la presión y crear oportunidades hasta en las posiciones más simples. 

Salomon Flohr

Puede que el GM Salomon "Salo" Flohr sea el menos conocido de los integrantes de esta lista, pero se trata sin duda de un jugador de clase mundial que recibió el título de Gran Maestro en el año 1950.

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Salo Flohr en 1963. Foto: Harry Pot/Archivos Nacionales de los Países Bajos, CC.

Ganó el Campeonato de Checoslovaquia hasta en dos ocasiones y empató en primera posición con el GM Mikhail Botvinnik en el Torneo Internacional de Moscú de 1935 (acabó por delante de Capablanca y Lasker). Existe incluso un tablero y piezas de ajedrez con su nombre—el BFII (la abreviatura de Botvinnik-Flohr II), que fue utilizado en el mencionado torneo de Moscú.

Flohr fue conocido por su estilo posicional y, por supuesto, por su técnica de finales. En la siguiente posición, "Salo" juega con blancas contra Botvinnik:

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Flohr tiene la pareja de alfiles contra la pareja de caballos de Botvinnik en una posición de carácter cerrado.

Flohr cuenta con la pareja de alfiles, pero la posición es de carácter cerrado (lo cual favorece a los caballos de su rival). El objetivo estratégico de ambos jugadores está claro: las blancas buscarán abrir la posición para sus alfiles, mientras que las negras tratarán de mantenerla cerrada e incluso cambiar uno de sus caballos por un alfil adversario.

No resulta evidente buscar una forma de abrir la posición inmediatamente, pero Flohr hace una demostración de cómo usar la pareja de alfiles en un final. Ambos jugadores maniobran con sus piezas y centralizan sus reyes, hasta que Flohr se dispone a abrir el centro con 41.f4:

Flohr hace gala de una técnica realmente memorable y mágica en esta partida—su paciencia y planes ejecutados a la perfección son dignos de recordar. 

Vasily Smyslov

El GM Vasily Smyslov fue el séptimo Campeón del Mundo y el jugador con más medallas olímpicas de la historia—¡con nada menos que 17! Smyslov jugó al ajedrez durante más de cuatro décadas y se consagró por su estilo posicional y su increíble técnica de finales.

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Vasily Smyslov en 1964. Photo: Harry Pot/Archivos Nacionales de los Países Bajos, CC.

En la posición que mostramos a continuación, Smyslov juega con blancas contra el GM Viktor Korchnoi. Como hemos visto previamente, incluso las posiciones de apariencia más anodinas pueden ofrecer numerosos recursos—y la siguiente no es una excepción:

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¿Cómo puede ganarse este final tan igualado?

Según Stockfish, la evaluación de la posición es 0,00. Si tuviésemos que elegir un bando, ¡probablemente nos decantaríamos por las negras! Sin embargo, Smyslov necesita apenas tres jugadas para crear posibilidades de victoria:

El juego de Smyslov en este final merece sin duda un estudio minucioso. Es como si hubiese utiliza la energía cinética de Korchnoi contra él.

Con la torre de Korchnoi atrapada en h2, Smyslov simplemente activó sus propias piezas y ganó el peón b. Entonces, utilizó el peón b pasado como cebo para atraer el rey de su oponente a ese lado del tablero y convertir su posición en ganadora. El juego paciente y preciso de Smyslov deja una profunda impresión.

Anatoly Karpov

La inclusión del GM Anatoly Karpov en esta lista no debería constituir ninguna sorpresa para los amantes de los finales. Karpov fue el 12º Campeón del Mundo y uno de los mejores finalistas de la historia, junto a otros nombres mencionados en este artículo.

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Anatoly Karpov en 1983. Foto: Rob Bogaerts, Archivo Nacional de los Países Bajos, CC.

Sus finales contienen ejemplos brillantes que combinan la profilaxis y el zugzwang. El siguiente diagrama corresponde a la novena partida del encuentro por el Campeonato del Mundo de 1984 entre Karpov y el GM Garry Kasparov. Karpov jugaba con blancas, y después de 36.exd4 se llegó a la siguiente posición:

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¿Cómo consiguió derrotar Karpov a Kasparov en este final?

Tenemos ante nosotros un final de piezas menores muy igualado. El único desequilibrio es que todos los peones de Kasparov están en casillas del mismo color de su alfil, mientras que los de Karpov están en casillas negras (exceptuando el de h3). Pero esto resulta insuficiente para conseguir la victoria—¿verdad? Se necesitaron todavía algunas jugadas para demostrar lo contrario:

Karpov logró crear opciones de victoria prácticamente de la nada. La técnica que demuestra en el final de caballo contra alfil es simplemente memorable. Básicamente, Karpov hizo que el alfil de Kasparov apuntara a ninguna parte—todo eso convierte el final en mágico.

Por partidas como esta, donde Karpov fue capaz de superar a los mejores jugadores del mundo, será recordado no solo como uno de los grandes ajedrecistas de la historia, sino también como un verdadero virtuoso de los finales.

Conclusión

Esperamos que hayáis disfrutado de esta revisión de algunos magos de los finales que han existido en la historia del ajedrez. Algunos de las conclusiones que podemos extraer de los ejemplos vistos anteriormente son: sé paciente y no te precipites, mantente alerta y espera el momento adecuado ¡y recuerda que igualdad no significa tablas! ¿Tienes un jugador favorito que no hayamos incluido en esta lista? ¡Haznos saber tu finalista predilecto en los comentarios debajo!

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