¿Es la cortesía en el ajedrez una cosa del pasado?
El dicho "Ninguna buena acción queda sin castigo" es tan antiguo como el tiempo mismo. En el siglo XIV, Dante Alighieri utilizó una frase muy similar en "La Divina Comedia". No sé ustedes, ¡pero yo la odio! En nuestra infancia, aprendimos, a través de muchas historias, que el bien siempre triunfa sobre el mal. A medida que crecemos, sin embargo, nos damos cuenta de que esas son sólo historias y que, en la realidad, la vida es injusta.
Gracias al GM Garry Kasparov, sabemos cómo la vida imita al ajedrez y, por lo tanto, hay una gran cantidad de ejemplos en ajedrez que demuestran otro dicho deprimente: "los chicos buenos terminan últimos".
El comienzo del Campeonato del Mundo de 1972 se vio arruinado por una serie de escándalos que culminaron con la ausencia de GM Bobby Fischer en la segunda partida del match. El presidente de la FIDE, GM Max Euwe, le informó al entonces Campeón Mundial, GM Boris Spassky, que tenía el derecho legal de dejar el match y ser declarado como ganador. Las autoridades soviéticas, claro está, le pidieron encarecidamente a Spassky que regresara de inmediato a su país y fuera declarado, de esta forma, ganador del match contra un oponente ciertamente muy peligroso.
Spassky prefirió quedarse y continuar con el encuentro, lo cual generó un gran reconocimiento por parte de la comunidad ajedrecística. Por supuesto, como todos sabemos, Spassky perdió el match y su corona mundial. Además, al regresar a la Unión Soviética, Spassky tuvo que enfrentarse con las consecuencias que trajeron consigo su valiente decisión.
Avanzando en el tiempo, en 1977 Spassky se enfrentaba a GM Vlastimil Hort por los cuartos de final del Torneo de Candidatos. Luego de doce partidas, con el marcador igualado, Spassky tuvo que ser hospitalizado por apendicitis. El presidente de la FIDE, Max Euwe, confirmó que, de acuerdo con el reglamento, Hort podría ser declarado ganador del match en el caso de que Spassky no se presentase a la partida siguiente.
En este momento, Hort decidió hacer lo que fue después considerado como "uno de los actos de mayor caballerosidad en la historia del ajedrez": solicitó que se pospusiera el encuentro. Cuando, después de 10 días, se reanudó el encuentro, Hort se olvidó del reloj y perdió por tiempo en una posición completamente ganada. Spassky ganaba el match.
Otro famoso ejemplo de la regla "Ninguna buena acción queda sin castigo" sucedió en la siguiente partida. El negro cometió un grave error en la jugada 25:
A continuación, lo que el GM Gennadi Sosonko escribió en su libro "Smart Chip from St. Petersburg" ("Chip Inteligente de San Petersburgo"):
"[Vladimir]Malakhov recuerda: Viendo las torres aún sobre el tablero, él dijo algo como: `Ohh, primero el cambio, por supuesto´, colocó su alfil nuevamente en g3, capturó mi torre y la partida continuó. No sé qué debería haberse hecho distinto en esa situación. Estando en el lugar de Azmaiparashvili, muchos hubieran abandonado inmediatamente; estando en mi lugar, muchos hubieran exigido que hiciera un movimiento con su alfil. Pero yo no quise arruinar el desarrollo lógico de la partida, por lo que no tuve nada en contra de que Zurab cambiara su movimiento. El error, obviamente, ¡no tenía nada que ver con ajedrez!"
Así es como finalizó la partida modificada:
Como consecuencia, el GM Zurab Azmaiparashvili ganó el torneo (¡nada menos que el Campeonato Europeo!) y GM Vladamir Malakhov terminó en la segunda posición.
Podría darles más ejemplos; pero estoy seguro de que ustedes, queridos lectores, entienden a lo que voy. Hoy en día, los errores más comunes de los ajedrecistas se deben a errores por el deslizamiento del mouse. El siguiente es el ejemplo más reciente:
El blanco iba a jugar, sin lugar a dudas, 38.Tc7, con una posición completamente ganada. Pero su torre cayó en la casilla equivocada. ¿Se le puede echar la culpa a las negras por haberse aprovechado del error de su oponente? De no haberlo hecho, posiblemente hubiera perdido la partida. Esto me recuerda a una famosa colgada que le sucedió a un fuerte Gran Maestro en el Campeonato Soviético:
Luego de la partida, le preguntaron al GM Oleg Romanishin si se sentía apenado por el error cometido por su amigo cercano. "¿Qué puedo hacer?", respondió Romanishin. "De no haberle ganado la dama, ¡hubiera sufrido mucho en el final!".
Entonces, ¿es la cortesía en el ajedrez una cosa del pasado? Aquellos nobles individuos que valoran los principios morales, ¿terminan, acaso, siempre pagando un precio muy alto por sus valientes actos? Me complace informarles que es probable que la tendencia haya cambiado. Aquí les muestro dos ejemplos recientes:
Como se puede observar, el blanco deslizó su mouse incorrectamente y jugó 43.Tg5??, en lugar del movimiento que planeaba hacer, 43.Tg6. El jugador de negras podría haber capturado la torre y ganado la partida. En cambio, eligió jugar un final de torres de tablas que, eventualmente, consiguió ganar. ¡Su buena acción quedó sin castigo! A continuación, otro ejemplo similar y reciente:
Imagina que estás jugando una partida muy importante contra uno de los mejores jugadores del mundo, que tiene 300 puntos más de rating que tú. Debido a un evidente error por el deslizamiento del mouse, se cuelga la dama. Sencillamente capturando la dama, hubieras ganado el match y avanzado a la siguiente ronda del clasificatorio para la Copa del Mundo de la FIDE. ¿Qué hubieras hecho?
El joven Gran Maestro eslovaco no quiso ganar la partida y el match de esta forma. Por lo tanto, simplemente, ¡ofreció tablas! Caissa, la reina del ajedrez, decidió recompensar al GM Jergus Pechac, quien ganó el Armageddon y avanzó a la siguiente ronda. Al mismo tiempo de que me siento triste por mi viejo amigo GM Boris Gelfand, ¡estoy extremadamente feliz de que la cortesía en el ajedrez aún se mantenga viva!